sábado, 31 de diciembre de 2016

El Milagro del Stanbrook.

“La Madre Gloriosa, tan ducha en acorrer
la que suele a sus siervos en las cuitas valer
a este condenado quísolo proteger
recordose el servicio que le solía hacer…”

        Ya habíamos tenido el encuentro con el primer traficante, tenía un aspecto muy extraño. Mi padre quedo atrás, mi madre, mi hermano y yo seguimos nuestro camino. Sin él. Teníamos los billetes y mientras caminábamos hacía el barco vimos una larga cola así que supusimos que allí era donde teníamos que ir , allí seria donde estaría el hombre que nos llevara a una nueva vida. Pero la realidad fue muy distinta, cuando llegamos ahí vimos a un hombre enorme, con un arma y tenia una expresión desconfiada. Mi madre se acerco a hablar con él.
La expresión de la cara de mi madre cambió por completo y al instante la mía, mi hermano estaba aferrado a mi pierna siempre había sido muy miedoso y estaba aterrorizado. Mi madre nos dijo que hoy no nos iríamos que estábamos en lista de espera, que nos llevarían a un piso con con mas familias, dos baños y unos de ellos sin ducha.Mi madre nos animaba diciendo que al menos estábamos juntos y era de agradecer y que en unos días nos marcharíamos.
Llegamos allí olía muy mal y resultaba que apenas había sito para otras familias más. Al final los días se convirtieron en semanas y no aparecía nadie a por nosotros, la gente empezaba a desesperarse así que mi madre y yo tuvimos que empezar a hacer turnos por la noche para evitar que nos quitaran nada. La gente empezaba a enfermar por la falta de alimento y la mala calidad de vida. La gente empezaban a sospechar la posibilidad de estafa. Era cuestión de tiempo que la gente empezara a perder los papeles una mañana que mi madre se quedo dormida después de su turno le pedí a mi hermano que cuidara las cosas durante un rato. me calce y cogí unos ahorros que tenía y fui a por comida y medicinas.
Baje a la calle las piernas me temblaban y estaba aterrorizada la posibilidad de que me pillaran me aterrorizaba. Al final de la calle había un pequeño establecimiento y fui hasta el cogí los alimentos básicos: pan, cereal, leche y un par de manzanas. Salí del establecimiento y vi que en la  acera de enfrente había una farmacia compre ibuprofeno. Cuando salí de la tienda vi unos hombre en un coche y armas me paralice, mire al suelo y comencé a andar, me temblaban las manos cuando dieron la vuelta a la esquina corrí hacía el portal y subí al piso.
Llegue al piso y empecé a repartir comida entre todos, todos me lo agradecieron y por un tiempo no se hablo de la posible estafa. Varios días después dos hombres estuvieron al borde de la locura, pero antes apareció un hombre y nos dijo que había un bus esperando abajo que teníamos cinco minutos o se iban a marchar sin nosotros. La gente eufórica bajaba en masa, había gente que llevaba ahí dentro semanas. Y aunque extrañáramos a nuestro padre no podíamos evitar sonreír.
Llegamos a la playa y de pronto empezaron a separar niños de adultos, comenzaron los llantos y gritos de angustia todo era un caos  corrimos mi hermano y yo ha abrazar a nuestra madre y comenzamos  a llorar los tres. No sabía lo que tenía que hacer y menos con mi hermano pequeño a mi cargo un hombre nos separo y nos llevo a nuestra fila. Me sentía solo, triste, frustrada y atemorizada. No sabia que hacer ahora.

"Sola y perdida estoy,   no se donde voy.
Sola y perdida estoy,  no se quien soy.
Sola y perdida estoy,  no se que día es hoy.
Sola y perdida estoy, soy lo que doy."


  

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